Delfín Payaguaje: el legado de un sabio Siekopai

Posted by Emilio Bermeo

A pesar de todo su conocimiento, Delfín Payaguaje siempre se destacó como una persona muy humilde. Fue uno de los más destacados sabios de la Nación Siekpai, portador de un importante pedazo de la memoria oral y ávido conocedor de su territorio. El 26 de enero de 2022 dejó de estar entre nosotros, pero sus enseñanzas para la Nación Siekopai y los pueblos indígenas vivirán por siempre. 

El Abuelo Delfín, como se lo nombra en las comunidades de San Pablo y Wai’ya, fue el mayor de los tres hijos del Taita Fernando Payaguaje, uno de los más grandes sabios que ha tenido la Nación Siekopai. Al igual que su padre, Delfín brindaba yagé y basaba sus enseñanzas en la humildad y la generosidad. 

El Abuelo nunca presumía lo que sabía. “Delfín fue testigo de esa conexión con el mundo espiritual, testigo de cómo los grandes Siekopai se interrelacionan con los seres de otros espacios, de otros mundos”, dice Justino Piaguaje, dirigente de territorio de la Nación Siekopai. 

Pero los saberes de Delfín Payaguaje se extendían más allá del plano espiritual, pues era uno de los mayores más sabios y conocedores del territorio, sus plantas, sus ríos y los animales, insectos y peces que allí habitan. 

Hace algunos años, un equipo de etnobotánicos pasó un par de semanas con Delfin haciendo un estudio comparativo sobre el conocimiento indígena de las plantas. El Abuelo pudo identificar nombres y usos para más de 1000 plantas, flores, raíces, resinas, cortezas y bejucos. Un año después, en esa misma área, una compañía petrolera china realizó una evaluación de impacto ambiental, que resultó en un informe donde se identificaron únicamente 5 especies de árboles de valor «económico» o «medicinal». Posteriormente la compañía utilizaría aquel lamentable informe su oferta de compensación económica a la Nació Siekopai por la explotación de su territorio.  

En las habituales conversaciones en las que el Abuelo ofrecía yokó durante las madrugadas en el bosque, sus anécdotas nos transportaban siglos atrás, a los tiempos inmemoriales de convivencia con los seres celestes del mundo superior, o a los tiempos más recientes de los “encabellados”, cuando los Siekopai tomaron contacto por primera vez con el mundo occidental. Por esa razón, “perder al abuelo Delfín es como perder una de nuestras más importantes bibliotecas”, afirma Ribaldo Piaguaje, un comunicador y documentalista Siekopai que tuvo la suerte de compartir con el Abuelo. 

“Era uno de los maestros de la memoria oral, un gran narrador que siempre contaba cuentos a los niños cuando salían de cacería en el bosque”, dice Luke Weiss, uno de sus familiares y aprendices. Delfín llevaba en su mente la historia oral de la selva tropical. Historias que le han sido transmitidas a lo largo de los siglos, e historias que ha vivido. 

Delfin-Payaguaje

Delfín Payaguaje raspaba yokó para compartir antes de un viaje de recolección de plantas.

 

Las anécdotas del Abuelo Delfín, sus aventuras en el bosque y sus largas horas navegando los ríos amazónicos, cuentan también la historia reciente de la Nación Siekopai, la historia de cómo su cultura y su territorio han sido golpeados desde la época de los caucheros y los misioneros, hasta nuestros días, cuando se suman también los gobiernos neoliberales, la globalización y las industrias de la palma, el petróleo y la minería. 

Delfín fue testigo de todo eso, por eso se incorporó a la lucha contra Chevrón, poniendo su firma en 1991. “Él sabía claramente que el sentido de ser Siekopai estaba en peligro, por eso nunca se rindió y nos guió en este camino de lucha, un camino que las nuevas generaciones tenemos que continuar. Ese es nuestro deber”, dice Justino Piaguaje.  

Pese a que el territorio Siekopai se encuentra reducido y rodeado de actividades extractivas, el Abuelo Delfín nunca dejó el río. “Era un gran pescador, pasaba mucho tiempo en el agua. Así lo recordaré, en el río, pescando”, dice Ribaldo Piaguaje. Y aunque el río ya no provee alimentos de la misma manera que antes, Delfín siguió practicando la pesca hasta el último de sus días. 

En enero de 2022, Delfín visitó el Cuyabeno, territorio que lo vio crecer y donde él vivió casi toda su vida. “Él regresó a entregar su vida ahí, a recoger el camino que él siempre estuvo andando y fue en Cuyabeno, precisamente en el sector de Montúfar, donde falleció. Creo que él sabía su destino final”, comenta Justino Piaguaje sobre las últimas horas del Abuelo, cuando se encontraba pescando junto a su esposa en el Río Cuyabeno antes de sufrir un accidente. 

“He tomado yagé con Delfín, hemos compartido las grandes noches de silencio, de conexión con el mundo. Nos deja ese legado, sembrado como una pequeña llama que debe mantenerse encendida, la del fuego Siekopai. Lo despedimos con tristeza y dolor, pero con esperanza de que algún día tiene que haber vida, dignidad y justicia para los Siekopai en el plano de la vida y del territorio”, dice Justino Piaguaje. 

El Abuelo Delfín deja una gran lección. Es una de esas figuras sabias. Generoso, amigable y humilde como pocos. Siempre emanaba luz hacia quienes lo rodeaban, una luz que no se apaga con su partida, y que de aquí en adelante servirá para que las nuevas generaciones puedan encontrar su norte.

“Somos los hijos de Delfín, los hijos de Fernando Payaguaje, los que soñamos en un mundo mejor para todos. Hasta siempre, Abuelo”, agrega Justino Piaguaje hablando por toda la Nación Siekopai.