Escuela de Comunicadoras: un espacio de aprendizaje de mujeres para mujeres

Posted by Emilio Bermeo
22/06/2021 | Mujer y Familia

Desde su nacimiento en el año 2014, la Alianza Ceibo trabaja con Amazon Frontlines para capacitar comunicadores y comunicadoras de las cuatro nacionalidades que conforman nuestra organización. Una de nuestras prioridades es fortalecer el liderazgo de las mujeres. Por esa razón acabamos de inaugurar una serie de talleres de comunicación social y comunitaria, donde 17 mujeres de las nacionalidades Siona, Siekopai, Waorani y A’i Kofán se reunieron con facilitadoras para ejercitar distintos aspectos comunicacionales. El tema de este primer taller fue la fotografía. 

La comunicación es una herramienta indispensable para fortalecer el liderazgo de las mujeres. Uno de los desafíos que hemos podido identificar es que para las compañeras los espacios de formación están sujetos a otras dinámicas. Generalmente se espera que ellas permanezcan al cuidado del hogar y de los espacios de vida, por lo que no gozan de la misma facilidad para salir que los compañeros hombres. 

Pero la necesidad de que más mujeres se involucren en el ejercicio de la comunicación no solamente pasa por la participación igualitaria, pues sin su perspectiva, sus historias, sus saberes y sus experiencias, nuestros mensajes no estarían completos y nuestra forma de vida estaría en peligro. 

Esta primera etapa del proceso de comunicación para mujeres consiste en cuatro módulos, en los que se establece una dinámica participativa de trabajo para aprender y experimentar sobre distintas temáticas: 

  • Fotografía
  • Animación cuadro por cuadro (stop motion
  • Video participativo 
  • Difusión y redes sociales 

 

Todos los talleres tienen un producto final, que será exhibido en redes sociales por las participantes. En este primer módulo, desarrollado del 14 al 18 de junio, las compañeras se dividieron en grupos para desarrollar cuatro fotohistorias, con el fin de ejercitar el trabajo colaborativo y empezar a articular discursos a través de imágenes. El trabajo se desarrolló con dispositivos celulares, por ser una herramienta que todas tienen a la mano y con la finalidad de fomentar la continuidad del aprendizaje en otros espacios, de manera independiente. 

Durante el proceso creativo se discutieron también aspectos técnicos y conceptos básicos como los encuadres, los valores de plano y las propiedades expresivas de la luz. Para poner en práctica lo aprendido, las compañeras realizaron una serie de retratos, que utilizaron para presentarse unas con otras, antes de conformar los grupos de trabajo y desarrollar sus fotohistorias.

 

Las facilitadoras, Lorena Salas y Michelle Gachet, utilizaron una dinámica de reflexión colectiva para identificar las distintas temáticas que cada grupo quisiera tratar. Debido a que el encuentro se desarrolló en un campus universitario lejano a otros poblados, comunidades y zonas de comercio, las historias desarrolladas fueron ficticias, pero siempre basadas en experiencias e historias familiares para sus autoras. 

Una vez definido el tema, las compañeras elaboraron un guión gráfico, en el que expresaron con dibujos lo que luego se convertiría en una secuencia de fotografías premeditadas, con una carga simbólica y un orden narrativamente claro. Este ejercicio sirvió como hoja de ruta para construir una historia con un principio, un desarrollo y un final.

Los ejercicios son el resultado de un proceso de creación colectiva, en el que 17 compañeras convivieron por cinco días para iniciarse en el ejercicio de la fotografía narrativa y demostrar su capacidad creadora. Los trabajos elaborados son una exhibición de recursividad y talento. Las fotógrafas se apoyaron de la performance, del espacio y de los símbolos para experimentar narrativas visuales en estas cuatro fotohistorias.

La evangelización y la mujer 

“La historia que nosotros hacemos es sobre el tema de la evangelización, eso pasó en todas las nacionalidades. A nuestro territorio vino primerito la evangelización y desde ahí nació la creación de escuelas en donde nosotros nos formamos y aprendimos la postura del mundo occidental. Esta es la historia de un personaje llamado Ana, que fue obligada a ir a la escuela de la misión. Sus padres le mandaron porque se sentían obligados, sin darse cuenta que pronto Ana iba a ser abusada sexualmente por los curas. Al enterarse sus padres la encierran en su casa. Y ya no mandaron a la escuela. Ella se había llenado de valor, pero al verse encerrada se veía como un animal enjaulado y acude con sus oraciones a los espíritus de la selva. Una noche escuchó la voz de la mujer espíritu de la cascada, que le dijo: «Sal. Anda, camina. Eres como una mariposa llena de colores alegres y sueños imparables. Puedes enseñar a otras mujeres lo valiosas que somos. Ana marchó lejos y con el tiempo se convirtió en una voz fuerte, y líder que junto a otras mujeres soñadoras luchan por su libertad y ahora nadie más será abusada. Nosotros escogimos este tema porque las mujeres fuimos atrapadas, humilladas, sin progresar, por eso el personaje es una mujer maltratada”, Beatriz Nawe, Tania Amwae, Tamara Alvarado, Daris Payaguaje.  

Fortaleza Espiritual 

“Durante el tiempo de colonización hubo muchos cambios en los territorios indígenas, la comunidad Siona de Putumayo ubicada en la frontera de Ecuador y Colombia está siendo afectada por la petrolera. Nuestra fotohistoria habla de la contaminación, sobre cómo las empresas han afectado a nuestro resguardo y lo que nosotros hacemos para enfrentar eso. Queremos presentar fotografías turbias que muestran cómo se pone nuestro resguardo cuando se presenta este tipo de cosas, que contaminan y destruyen el monte. Dentro de la cultura Siona (Ziobain) encontramos que la espiritualidad es muy importante. Nosotros manejamos nuestra medicina espiritual, guiados por nuestros mayores, por eso en nuestra historia queremos mostrar que nos mantiene fuertes y nos ayuda a conectarnos con la naturaleza y los espíritus para lograr un mejor camino”, Mildrey Paz, Brigitte Piaguaje, Andrea Ríos, Jennifer Yurani. 

 

Derrame

“Nuestra historia se trata del daño que sufrimos cuando existen situaciones como un derrame, cómo eso nos afecta y hace que nos enfermemos. Queríamos dar la sensación de que algo está mal y como era de día utilizamos un papel negro con un hueco para transmitir ese sentimiento en nuestras fotos. En el final el agua vuelve a estar limpia gracias a nuestra propia lucha”, Milena Piaguaje, Elena Yiyoguaje, Josefina Pauchi, Melania Lusitande.

Invasores

“Nosotras hicimos la historia Invasores porque entre nosotros en las nacionalidades ocurre eso, vienen los colonos, entran en nuestro territorio sin permiso, entran como si fuera de ellos, como si no le importara lo que tenemos nosotros dentro de la comunidad, por eso en mi grupo decidimos hacer una fotohistoria sobre eso. Nos imaginamos un personaje que se llama Ñumi, que vive en su territorio y tiene 35 años. Ella está felizmente trabajando en sus sembríos, pero se da cuenta de que han llegado personas de afuera para invadir su terreno. Ella no sabe qué hacer con los invasores y reaccionó fuertemente. Los enfrentó y logró desalojarlos”, Judy Payaguaje, Aneth Lusitande, Magdalena Quenamá, Morelia Mendua.  

***

Las fotografías expresan las preocupaciones y puntos de vista de las compañeras. Más de una de ellas afirma que al estar entre mujeres se sienten más libres y cómodas para expresar sus ideas ante un grupo. “En estos talleres, poco a poco lo que tenía miedo se me está acabando, antes me daba miedo de hablar al frente y mostrar mi trabajo, no sabía ni qué decir, ni por dónde empezar, pero aquí con las compañeras aprendo de muchas cosas, junto a las otras nacionalidades aprendemos entre todas”, dice Magdalena Quenamá, de la comunidad Kofán Dureno. 

Esta es la primera fase de un largo proceso. Además de las fotohistorias, las compañeras han inaugurado un espacio de reflexión colectiva, en el que se pone en discusión aquello que es importante comunicar para que sus propias comunidades —así como el resto del país y del mundo— se puedan enterar de lo que sucede en los territorios indígenas de la Amazonía ecuatoriana.