“Sin Unidad, No Hay Triunfo”: Una voz Kofan sobre la lucha de Sinangoe

Posted by Alex Lucitante

Cuando hubo la victoria de Sinangoe el 22 de octubre del 2018, la primera cosa que sentí fue mucha emoción. Lloré bastante por que fue mucho sacrificio para llegar a esta victoria, que anuló 52 concesiones mineras en nuestro territorio ancestral, que habían sido otorgadas por el gobierno en violación a nuestro derecho a la Consulta Previa.

 

Lo que inició esta lucha en el caso Sinangoe fue el sueño de la comunidad. El territorio tiene todo lo que necesitamos: es nuestra farmacia, nuestro supermercado. Allí está nuestra historia, quienes somos, la vida que nos hace vivir en armonía. Esta es la importancia de protegerlo, por que es nuestra casa.

La minería amenazaba nuestro territorio. Amenazaba al río y los sitios espirituales que nos hacen vivir y que nos enseñan el respeto hacia la vida. Para el Kofan, el río no es agua y piedras nada más. Más que ver un pez, es ver el alimento para el pueblo Kofan, más que ver el agua es ver la vida en este río. Si los ríos están contaminados, ¿qué va a pasar? Cuando en el mundo espiritual, los espíritus de la selva nos dejan, todo lo que tenemos allí se va perdiendo también. La comunidad ya no se fijara en cuidar este río, ya no tendría sentido. Empezarían a trabajar, empezarían a comprar cosas que no son del territorio, empezarían a soñar con plata y destruirían el territorio.

Nuestros abuelos nos han enseñado a luchar con la verdad y el respeto. Eso nos ayudó a caminar muchísimo. Más allá de las lanzas, el artesanía, la forma de vida o el idioma, el yagé nos identifica a nosotros como Kofanes. Sinangoe todavía no se apropia de lo que es propio nuestro. Fue dividido por este pensamiento de evangelizar o de civilizar que trajeron los Kukamas [los extraños] ; convencieron a la gente que tomar yagé era conectarse con el demonio. Los ancianos más sabios fueron engañados y finalmente no pudieron continuar tomando yagé.

Entonces los jóvenes de Sinangoe crecieron pero no tenían conocimiento del yagé hasta cuando inició el proceso de lucha. Con la guardia, fuimos al territorio de mi papá y hemos tomado yagé. Hemos ido al territorio de los Siona y allí también hemos tomado yagé. Desde allí, algunos jóvenes aprendieron a preparar y siguieron tomando con otros mayores, nuestros abuelos, conocedores de la sabiduría ancestral. Empezaron a construir la casa de ceremonia en Sinangoe este año, cuando la comunidad empezó a pelear por la defensa del territorio, con la visión de adjudicación del territorio. Es algo que va surgiendo: primero la lucha y después la recuperación y ahora continúa.

El motor principal de la lucha fue esta unidad de la comunidad para la lucha. Esta unidad se construyó a base de trabajo, de momentos duros también, por que la comunidad Sinangoe de alguna manera estaba dividida por temas políticos, intereses personales de un grupo, pensamientos. Pero no estaba dividida en su totalidad, todavía había este sueño de seguir unidos, de hacer algo por la comunidad y el territorio.

La toma de yagé hizo crecer el respeto entre todos, fortaleció la unidad. Ha hecho entender a ellos que lo nuestro es nuestro y nadie nos lo puede quitar. El yagé muchas veces te hace entender tu vida pero también la vida que está allá dentro de la selva, cuando escuchas sus cantos, su sonido, allí está la vida. Ver hacia las montañas y ver que esto es tierra sagrada. Es donde el espíritu del jaguar se posa en esas montañas y el sonido del viento y la selva se combinan, y crean armonía para que todo puede estar bien. El hombre no es más que la selva o los territorios, más bien somos iguales: esa es la visión Kofan. Entonces a través del yagé, fuimos encontrando este camino de fortalecernos.

Si nos preguntamos porqué los territorios Kofanes o los territorios indígenas siguen intactos hasta hoy y son los que tienen más territorio, más biodiversidad que en cualquier otro lugar, es porque nuestros ancestros cuidaron y defendieron nuestros territorios. La guardia comunitaria actual de Sinangoe, es algo que ha sido un hecho desde la existencia del pueblo Kofan; nuestros ancestros fueron estos guardias.

Pero durante este proceso de lucha, en ejercicio al derecho a la autonomía y al autogobierno, hemos visto la necesidad de escribirlo en papel para formar esta guardia y crear la Ley Propia que prohíba estas actividades que ciertos grupos, empresas o personas estaban haciendo en el territorio de forma irrespetuosa afectando a la comunidad. La palabra de la comunidad no estaba siendo escuchada y el Estado no estaba garantizando nuestros derechos. Por ejemplo, había personas poniendo trampas de escopeta para cazar animales para la venta, botando dinamita y veneno en los ríos, barbascos y todo tipo de sustancias químicas, trabajando con dragas en el territorio, destruyendo montañas… Entonces allí se aplica este mandato de nuestros abuelos, esa forma de ancestral de defender por media de la guardia, por medio de los guerreros.

La tecnología, junta los conocimientos de la guardia sobre el territorio, cómo navegar por el río, cómo adaptarse en la selva, fue importantísimo en el caso Sinangoe. Las cámaras trampa y los drones han servido mucho para poder registrar, monitorear y vigilar las cosas que iban sucediendo en el territorio. Al principio había amenazas hacia los dirigentes – “si vemos los Kofanes aquí, vamos a echarle machete, vamos a cortarle la cabeza”. Los mineros amenazaban de esta forma. Pero con toda esta evidencia fotográfica que Sinangoe sacaba con cámaras trampa y drones, hemos podido llevar una demanda de acción de protección. La denuncia se hizo pública ante autoridades y por los medios de comunicación, alertando a todo el mundo sobre los cambios que estaban sucediendo en nuestro territorio, sobre las invasiones ilegales pero también sobre las concesiones mineras otorgadas de manera inconsulta por el Estado. Cuando sucedió esto, abrieron investigaciones, y desde ahí se quedaron callados todos.

Hace unas semanas, nos hemos encontrado con la Relatora Especial de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas durante su visita en Ecuador. Hemos insistido en que el Estado no está reconociendo nuestros derechos, como Kofanes, hacia nuestros territorios. El Estado viola nuestros derechos. Necesitamos que el Estado garantice nuestros derechos por medio de títulos de propiedad. También hemos manifestado que el Estado tiene que reconocer a la guardia indígena como guardianes de los territorios ancestrales para la protección de la selva y de la biodiversidad, porque el Estado ha sido incapaz de hacerlo hasta ahora. Nos han llamado “paramilitares”, “grupos milicianos”, “cómplices de los mineros” pero la Relatora ha conocido a la guardia y ha ido entendiendo cuál es la estructura de la guardia y cómo va a ser la protección de nuestros territorios: con respecto, fuerza, y con amor en el corazón.

Ahora la comunidad está llevando un proceso de mapeo territorial, donde estarán recorriendo caminos largos para sacar evidencias de sitios de gran importancia para exigir al Estado que reconozca su territorio, su propiedad, por medio de un título. El Estado quiere tener autoridad sobre estos territorios pero ya tiene que empezar a respetar la ancestralidad. Con la sentencia y todo el apoyo y las alianzas que Sinangoe ha tenido y  tiene, estamos seguros que vamos a llegar a conseguir este título de propiedad. Cuando obtengamos el título de propiedad, recién vamos a encontrar la garantía hacia nuestra pervivencia cultural y física.

La lucha de Sinangoe representa no solo a la Amazonía ecuatoriana sino también a la lucha de otros países, donde otros pueblos indígenas quieren luchar, quieren enfrentar estos grandes problemas, pero todavía se sienten perdidos sin poder levantar una lucha porque no entienden realmente quiénes somos como pueblos. En realidad los pueblos indígenas, somos sujetos de derechos al igual que la naturaleza, entonces por allí vamos a luchar y vamos a defender lo que somos. Cuando hay consciencia, como ya hay en Sinangoe, ya sienten realmente lo que son con orgullo y amor. Levantamos nuestras lanzas y decimos somos Kofanes, ¿y qué? No importa que no tengamos el sueño del blanco o el sueño del extractivista de tener mucho. Tenemos el sueño de los abuelos, que es el derecho ancestral de ser quienes somos y vivir como queremos vivir. Eso es el mensaje para el mundo: levantarse, alzar la voz, pero siempre unidos. Sin unidad, no habrá un triunfo.

Alex Lucitante
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Alex Lucitante

Equipo A'i Kofan

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